Despierta Débora
Madres de rodillas, hijos de pie
Encuentros con personajes de los Evangelios que iluminan nuestro andar
Jesús en la sinagoga de Nazaret
El Señor no estimado por sus amigos de toda la vida.
Lucas 4:16-30
El Señor, en la sinagoga de Nazaret, no fue apreciado por sus amigos de toda la vida. Pero no dejó que esto lo derrumbar.
En una multitude de personas con diversas aflicciones el Señor fija su atención en un individuo quebrantado por su condición física. La actitud de Jesús es la misma con todos los que sufren quebranto físico, emocional o espiritual.
La grave enfermedad de su hijo impulsó a un funcionario a buscar a Jesús. La fe de este padre, no solo obró la sanidad del muchacho, pero también toda la familia creyó.
Jesus irrumpe la vida de una pueblerina de dudoso prontuario para ofrecerle una de las grandes promesas para quienes le siguen
En las bodas de Caná de Galilea se marcan un antes y un después en la relación de Jesús con su madre que ilustra la transición que debe marcar la relación de padres e hijos adultos.
El Señor, al conocer a Simón, le dio un nuevo nombre que reflejaba quien llegaría a ser
Andrés, quien a los ojos del mundo pudo ser visto como alguien nada especial, para Dios fue de alta estima
Los primeros discípulos de la historia del cristianismo fueron impactado por dos aspectos del Señor que siguen siendo los fundamentos de un consagrado seguimiento del Maestro
Un incidente que podría haber despertado los más fuertes sentimientos de rivalidad y celos, se convierte en una escena de los más altos valores cristianos.
Así como el Señor, todos atravesamos por desiertos espirituales. Nuestra condición vulnerable se torna en terreno propicio para las tentaciones del enemigo. Al igual que el Señor, podemos enfrentarlo y librarnos de su asecho.